La industria pesquera en Argentina enfrenta una crisis sin precedentes debido a una combinación de factores económicos, fiscales y de competencia desleal. Raúl «Tato» Cereseto, empresario pesquero e investigador, expuso en una entrevista los principales problemas que afectan al sector y las consecuencias que esto tiene sobre la actividad y el empleo.
Costos de producción insostenibles
Uno de los principales obstáculos es la creciente brecha entre el costo de producción y el precio de venta del pescado. Según Cereseto, operar un barco pesquero resulta inviable económicamente. «Los costos de producción rondan los 6.700 dólares por tonelada, mientras que el precio de venta del langostino oscila entre 5.700 y 6.000 dólares. Es un negocio que no da ganancias», explicó.
Pese a que el caladero está en buenas condiciones y la oferta de pesca es abundante, el aumento de los costos estructurales impide la competitividad. Esto ha llevado a la paralización de gran parte de la flota pesquera. «Hoy no se puede salir a pescar», afirmó el empresario, detallando que más de 2.900 trabajadores de la flota congeladora se encuentran sin empleo debido a la falta de actividad.
Impacto de los impuestos y derechos de exportación
Los derechos de exportación y el impuesto a las ganancias también han agravado la situación del sector. Cereseto indicó que los derechos de exportación oscilan entre el 1% y el 9%, con un 6% aplicado al langostino congelado. Esto reduce la rentabilidad de las empresas pesqueras en un contexto de precios internacionales a la baja.
Asimismo, el aumento del impuesto a las ganancias para el personal embarcado ha generado serias dificultades. «Antes, el 46% del impuesto a las ganancias estaba exento, pero ahora los trabajadores deben pagar el total, lo que afecta su poder adquisitivo y desincentiva la actividad», explicó Cereseto.
Tensión en las negociaciones salariales
La crisis también ha impactado las relaciones laborales en el sector. Cereseto destacó que las empresas no pueden afrontar los salarios estipulados en convenios colectivos que datan de hace más de 30 años. «Los sueldos son justos, pero la realidad del mercado ha cambiado. El langostino que antes se vendía a 12 dólares el kilo, hoy se comercializa a solo 6 dólares», explicó.
Ante esta situación, algunas empresas propusieron reducir los salarios en un 30%, medida que los gremios han rechazado de manera tajante. «La tensión con los trabajadores no es deseada, pero el negocio ya no es viable sin cambios estructurales», sostuvo.
Competencia desleal de la pesca ilegal
Otro de los factores que agravan la crisis es la actividad de la flota pesquera en la Milla 201, que opera en aguas internacionales sin los controles que deben cumplir las empresas argentinas. «No es pesca ilegal en términos jurídicos, pero es una pesca no declarada y no reglamentada. Esto genera una competencia desleal, ya que estas flotas acceden al mismo recurso sin restricciones y desploman los precios internacionales», alertó Cereseto.
La falta de regulación sobre estas operaciones ha generado grandes pérdidas en el sector, afectando tanto a empresarios como a trabajadores. «El gobierno no ha tomado medidas para proteger nuestra industria. Venimos advirtiendo esta situación desde hace más de un año y seguimos sin respuestas», concluyó el empresario.






