Un informe demuestra la escasez y sangría legislativa. Fortunas destinadas a trabajos de leve alcance.
Durante 2022, el Congreso promulgó apenas 37 normas nacionales en 26 sesiones. El año anterior había sancionado 52 y en 2020, 66, lo que muestra a las claras la caída en la labor legislativa. Aunque no siempre cantidad es calidad, debería serlo.
Como si fuera poco para un país sumido en una crisis económica, el Senado, presidido por Cristina Kirchner, contó con 18.900 millones de pesos hasta mitad de 2022, pero un decreto presidencial elevó esa cifra hasta 24.700 millones. En Diputados, en tanto, al presupuesto de 19.900 millones le agregaron una actualización de 7.900 millones. Si se suman estos recursos provistos por los ciudadanos argentinos, la cifra total a disposición del parlamento durante el año 2022 ascendió 52.500 millones de pesos que, dolarizados al cambio oficial, superan 268 millones de dólares. Además, el Congreso Nacional prevé otros puntos presupuestarios, como «Publicaciones e impresiones», por 1.400 millones de pesos.
Los datos, según informa Iprofesional, indican que por cada ley aprobada durante 2022 se gastaron algo más de 1.400 millones de pesos o 7,5 millón de dólares al cambio oficial. Entre esas normas se sancionaron algunas “importantísimas”: se decretó el 27 de julio como Día del Socorrista Pistero, se declararó de interés público del 29 de agosto como Día y Semana Nacional del Árbol, se instituyó el 23 de junio de cada año como Día Nacional del Síndrome de Dravet…
Ah, a fines de noviembre de 2022, las presidentas de la Cámara de Senadores, Cristina Fernández, y de Diputados, Cecilia Moreau, habilitaron la discusión en los recintos que terminaron con la aprobación de un aumento salarial del 30 % a partir de enero pasado que llevó los sueldos de cada legislador a cerca de medio millón de pesos por mes.
