Aunque a la Secretaría de Energía no la convence la propuesta que llevaron las pymes productoras de biocombustibles, estudian triplicar el porcentaje de mezcla para julio y agosto, pasando del 5 % al 15 %, elevando temporalmente el corte de biodiésel en el gasoil para salir de la crítica situación de abastecimiento que existe en todo el país.

Los asesores Ariel Kogan y Demian Panigo, funcionarios de confianza del presidente Alberto Fernández; el secretario Darío Martínez; y el ministro de Economía, Martín Guzmán, encabezan las negociaciones.

El incremento del corte de biodiésel no satisface tampoco a las petroleras, que deben cortar en sus refinerías el gasoil, ya que afirman que no es rentable y acrecería las pérdidas en las ventas del diésel premium, que hoy alcanzan los 45 pesos por litro.

En las estaciones de servicio del Interior, el gasoil grado 3 se consigue a unos $ 170 para los vehículos de patente nacional y $ 240 para los extranjeros. Ese sería el precio «de equilibrio» que moderaría el consumo, aunque al costo de más inflación y un posible efecto recesivo sobre la actividad económica.

Algunos funcionarios del gobierno rumorean que, si bien las petroleras pierden $ 45 por litro al vender gasoil premium (el 30 % del consumo nacional de diésel es importado), la producción local de petróleo la venden a unos 65 dólares por barril, mientras que el costo de extracción es de apenas 10 a 15 dólares, a pesar de que el crudo Brent ronde los 120 dólares en el mundo. Una muy buena ganancia.

El aceite de soja cuesta unos 1.700 dólares por tonelada, mientras que la importación de gasoil se realiza a u$s 1100 por metro cúbico. Frente a esta diferencia económica, los funcionarios y directivos petroleros creen que es preferible exportar el aceite y comprar gasoil en el exterior.

De hecho, se espera la llegada al país de cerca de 180.000 metros cúbicos en cuatro barcos, tres de los cuales fueron comprados por YPF haciéndose cargo de las pérdidas para volcar al mercado más combustibles en cuenta a demanda que crece un 20 % anual por el stockeo, la especulación frente a una posible falta de gas y la fuga de gasoil en las fronteras.

La caída fue de un 22 % interanual en los primeros cuatro meses de  2022, lo que generó que las refinerías procesen menor cantidad de gasoil, mientras crece la extracción en la Cuenca Neuquina del crudo tipo Medanito, más liviano y del cual se puede extraer más nafta.

El biodiésel podría sustituir las importaciones de gasoil (unas 300.000 toneladas si se triplica el porcentaje de mezcla), aunque es más caro y un aumento en el corte obligaría a las refinerías a trasladar el mayor costo a los consumidores.

Su contracara a favor: mejoraría el abastecimiento, además de que se pagaría a 75 días y en pesos, frente al diésel que se importa con dólares que salen de las reservas del Banco Central (BCRA). El precio regulado del biodiésel es de $ 185.785 por tonelada y subirá hasta $ 198.143 en agosto.