Son incentivos que destacan a quienes contribuyeron en su carrera científica a producir nuevos conocimientos, desarrollar innovaciones de impacto social y productivo, promover la transferencia de conocimiento y la formación de recursos humanos. Lo curioso es que llevan el nombre del segundo premio nobel argentino, despreciado por el justicialismo.
El presidente Alberto Fernández entregó los premios Houssay en las áreas de conocimiento: Ciencias de la Salud, Ingenierías, Arquitectura e Informática, Ciencias y Tecnologías Ambientales y Ciencias Humanas. Cada área desingó una ganadora, que recibió una medalla, un diploma y medio millón de pesos.
Las galardonadas fueron María Cecilia Gallero (Ciencias Humanas), Marta Alicia Toscano (Ciencias de la Salud), María Laura Foresti (Ingeniería, Arquitectura, Informática) y Natalia Paola Chacoff (Ciencias y Tecnologías Ambientales).
En tanto, el Premio Jorge Sábato, seleccionó a una persona finalista por cada área de conocimiento que haya desarrollado la mayor parte de su actividad científica en el país. En esta edición, recayó sobre Hugo Héctor Ortega, que obtuvo los mismos galardones que sus colegas.
El Premio distinción a la investigadora de la Nación Argentina fue para la doctora Andrea Vanesa Gamarnik, quien recibió una medalla de oro y 2.500.000 pesos.
Lo llamativo es que Bernardo Houssay, uno de los cinco argentinos que obtuvo un premio nobel y fundador del CONICET, fue ninguneado por el gobierno de Juan Perón, cuando regresó desde Suecia en 1948. La orden de Raúl Apold, fatídico secretario de Comunicación del peronismo, fue hacerle un gran vacío, ya que el científico había firmado, tras el golpe de Estado de 1943, del que Perón formó parte, un documento llamado “Democracia efectiva y solidaridad americana”, donde pedía que se vuelva a la constitucionalidad en el país.
Colocado en una lista negra, Houssay retornó a la Argentina y apenas lo esperaba un grupo de amigos. Había sido apartado de su cátedra en la Universidad de Buenos Aires y jubilado. Su cátedra, precisamente, pasó a denominarse Fisiología Peronista.