Tras reanudar la guerra en marzo, Israel prometió presionar a Hamas para liberar rehenes y debilitar su estructura militar. Cuatro meses después, el saldo es desalentador: escasos avances militares, aumento de víctimas civiles y un costo político y diplomático creciente.
La nueva fase del conflicto en Gaza dejó cientos de muertos, hambre generalizada y una crisis humanitaria sin precedentes. Aunque las fuerzas israelíes lograron eliminar a algunos líderes de Hamas y recuperar territorios, el grupo islamista mantiene su capacidad operativa y no ha flexibilizado sus demandas.
Israel recuperó los cuerpos de ocho rehenes, pero solo uno fue liberado con vida y mediante una negociación paralela entre Hamas y Estados Unidos. La ofensiva tampoco logró avances en la negociación general para la liberación de los cautivos.
El costo humanitario
Durante el bloqueo alimentario impuesto entre marzo y mayo, cientos de palestinos murieron intentando acceder a centros de distribución de alimentos. La situación agravó el colapso humanitario que ya vivía Gaza tras meses de bombardeos.
Organismos internacionales y aliados históricos de Israel —como Reino Unido, Alemania y Francia— han manifestado su rechazo a la continuidad del conflicto. Francia, incluso, anunció el reconocimiento oficial del Estado palestino. La ONU, por su parte, advirtió que se trata de “una crisis moral que interpela a la conciencia global”.
Críticas internas y externas
Dentro de Israel, analistas y exfuncionarios advierten sobre una estrategia fallida. Michael Milstein, exoficial de inteligencia, calificó la operación como “un desastre total”. Señaló que el gobierno no está más cerca de debilitar a Hamas y que ha perdido capital diplomático en el proceso.
Mientras tanto, el primer ministro Benjamin Netanyahu enfrenta cuestionamientos por prolongar la guerra con fines políticos, especialmente para sostener su frágil coalición de gobierno. Una investigación del New York Times sugirió que la extensión del conflicto obedece, en parte, a intereses internos más que a objetivos estratégicos claros.
Reacciones en la región
En Gaza, la población civil continúa pagando el precio más alto. El breve alto el fuego de enero a marzo había permitido cierta reconstrucción y el retorno parcial a la vida cotidiana. Con la reanudación de los combates, muchas familias volvieron a perderlo todo.
Del lado israelí, aumenta el malestar entre los reservistas y los familiares de los rehenes, que ven cómo la estrategia actual pone en riesgo a los cautivos sin lograr su liberación. La presión internacional también ha generado consecuencias prácticas: israelíes reportan mayor hostilidad en el exterior y creciente aislamiento diplomático.
Conclusión
La ofensiva militar, concebida como un golpe final contra Hamas, ha generado resultados ambiguos: reforzó la posición del grupo en algunas zonas, dejó a la población civil en una situación crítica y dañó la imagen internacional de Israel. A falta de una estrategia política para el día después, el conflicto se prolonga sin un horizonte claro.