Los tribunales de la calle Talcahuano fueron escenario de una historia tan perversa como inusual. En septiembre de 2024, una madre desesperada suplicó por su hijo, Santiago M., de 29 años, ante el Tribunal Oral N°26. Ofreció ser garante de su excarcelación, incluso presentando una fianza de un millón de pesos. Su intento fue en vano, una señal sombría de la gravedad de los crímenes que se imputaban a su hijo, un joven cuya historia dista enormemente de la de un simple delincuente.

Más Allá del Robo: Una Perversidad que Heló la Justicia

Mientras las madres suelen interceder por sus hijos acusados de robos menores, el caso de Santiago M. reveló una trama mucho más oscura y perturbadora. Los delitos por los que fue finalmente condenado no solo impactan por su naturaleza, sino por la escalofriante perversidad que implican. La fiscal general Diana Goral impulsó un expediente que culminó, este lunes, con una condena casi ejemplar de siete años de prisión de cumplimiento efectivo dictada por el juez Carlos Rengel Mirat.

Extorsión, Pornografía Infantil y un Abominable Catálogo en su Teléfono

La condena detalla un catálogo de horrores: «extorsión; ofrecimiento, comercialización, facilitación y distribución de pornografía infantil reiterado en 45 oportunidades; y tenencia de este material con fines inequívocos de comercialización, reiterado en 494 oportunidades». Santiago M., residente de Mataderos, deberá permanecer tras las rejas hasta el 3 de diciembre de 2030, a menos que una apelación prospere. Su víctima, una mujer de 58 años empleada estatal, fue quien valientemente lo denunció.

El Inicio del Chantaje: Una Filmación Oculta y la Exigencia de un Empleo

La investigación reveló que Santiago M. mantuvo relaciones sexuales con su denunciante en abril de 2022, un encuentro que él grabó subrepticiamente. Utilizando esta filmación como arma, intentó extorsionarla exigiéndole que le consiguiera un trabajo, a pesar de contar con un historial laboral con empleos formales. Así, la sometió a un cruel chantaje, tanto en persona como a través de redes sociales, «en el marco de un contexto de violencia sexual, psicológica y de género», según la acusación. La amenaza era escalofriante: si no cumplía sus demandas, publicaría el video íntimo a sus familiares, amigos y allegados. La gravedad de la situación llevó a la víctima a obtener un botón de pánico como medida de protección.

El Allanamiento Revelador: Un Tesoro de Abusos en su Dispositivo

El allanamiento y detención de Santiago M. a fines de 2023 desvelaron la magnitud de su perversión. En su teléfono Samsung se encontraron 190 fotografías y 304 videos de material pedófilo. Las pericias alimentaron la escalofriante sospecha de que el joven, paradójicamente defendido por su madre, se dedicaba a la venta de este contenido abyecto a través de grupos de WhatsApp, configurándose el delito de «fines inequívocos de comercialización».

Víctimas Inocentes: Menores de 13 Años en el Centro del Horror

El contenido de las fotos y videos incautados añadió una capa aún más oscura a la acusación. En muchos de los registros, las víctimas eran niños y niñas menores de 13 años, exponiendo la brutalidad y la depravación del acusado.

La Sombra de la Amenaza: Intentos Fallidos de Evitar la Justicia

La oferta de la madre no fue el único intento por liberar a Santiago de la cárcel. Su defensa presentó reiterados recursos para obtener la prisión domiciliaria, todos ellos denegados por la justicia. La principal preocupación era la amenaza latente que representaba para la víctima, a quien habría intentado amedrentar para que retirara su denuncia. Un documento judicial enfatizaba la necesidad de «evitar todo posible amedrentamiento en la persona de la damnificada, al menos hasta que preste su formal declaración en debate». Esta historia macabra revela una profunda oscuridad y la importancia de la justicia para proteger a las víctimas de la explotación y el abuso infantil.