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Jueves Santo con gesto político: la Iglesia lavará los pies a jubilados en todo el país

En medio de la crisis económica y las protestas por una jubilación digna, la Iglesia Católica eligió a los adultos mayores como protagonistas del tradicional rito del lavado de pies. El mensaje es claro y contundente: “Reconocer su dignidad, rezar por ellos, y recordar que trabajaron toda su vida”.

Por Facundo Chaves

Este Jueves Santo, en cada rincón del país, la escena será la misma: en parroquias, capillas y catedrales, los sacerdotes se arrodillarán ante jubilados y personas mayores para lavarles los pies. Es un gesto profundo, cargado de simbolismo, que remite al acto de humildad de Jesús durante la Última Cena. Pero esta vez, el rito litúrgico se convierte también en un mensaje social directo, en un contexto donde los jubilados se han transformado en protagonistas del debate público.

Desde el arzobispo porteño Jorge García Cuerva hasta el cardenal Vicente Bokalic en Santiago del Estero, pasando por curas villeros y comunidades de base en todo el país, la Iglesia eligió este año poner en el centro de la escena a uno de los sectores más golpeados por la crisis.

Un gesto, una señal

“El jubilado no está retirado de la vida. Todo lo contrario”, dice el comunicado difundido por sacerdotes y referentes del Hogar de Cristo. “Debe tener condiciones adecuadas para disfrutar del tiempo libre, encontrarse con los hermanos y servir a los demás. Esto es muy difícil si no le alcanza para alimentarse o acceder a medicamentos”.

No es casual. En las últimas semanas, los jubilados han sido el foco de marchas, reclamos y apoyos transversales: del kirchnerismo, la izquierda, la CGT, los movimientos sociales… y ahora, de la Iglesia. Las movilizaciones frente al Congreso cada miércoles se multiplicaron. El malestar es evidente.

“Restringir medicamentos gratis es eutanasia encubierta”

En tono directo, el cardenal Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba, fue uno de los más tajantes: “Restringir los medicamentos gratuitos es una eutanasia encubierta”. Y añadió: “Chicos y grandes, ricos y pobres, enfermos y sanos, todos tenemos igual sagrada dignidad como hijas e hijos de Dios”.

La Iglesia no suele pronunciarse de manera tan frontal. Pero este Jueves Santo, con un simple gesto —lavar los pies— lanza una señal tan política como evangélica: poner al otro primero, especialmente al que más necesita.

“Cuando el tejido social se rompe, hay que volver a integrarnos”

En el mismo comunicado, los curas villeros remarcaron: “Nos encontramos en tiempos de desencuentros y divisiones. Es fundamental caminar juntos, buscar unidad. Cuando el tejido social se rompe, hay que volver a integrarnos y no dejar a nadie afuera”.

La figura del Papa Francisco, que en sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires ya realizaba este rito con presos y jubilados, aparece como inspiración y guía. “Aprendemos de él que la vejez es la sede de la sabiduría. Los adultos mayores son los que nos transmiten tradiciones, costumbres, la fe. No podemos dejarlos solos.”

Una misa, una advertencia

Lejos del grito de la calle o de la sesión legislativa, la Iglesia lanza su mensaje desde el altar. Pero el eco llega igual. Es un recordatorio de que la fe no es indiferente al dolor. Que la espiritualidad también puede tomar posición. Que la dignidad de los que construyeron este país no puede estar en discusión.

Este Jueves Santo, la Iglesia se inclina ante los jubilados. Y con ese gesto humilde, interpela al poder.

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