En el Cilindro de Avellaneda, Racing sufrió una de sus derrotas más duras del Torneo Clausura al caer 2-1 frente a Tigre, que dio vuelta el partido en apenas tres minutos gracias a un penal sancionado por VAR y un gol en el cierre. El desenlace estuvo cargado de polémica, con la expulsión de Franco Pardo, la sanción de Darío Herrera y la furia del técnico Gustavo Costas, quien explotó contra el árbitro al grito de “ladrón, ladrón”, lo que derivó en su expulsión.
El encuentro parecía controlado para la Academia tras el tanto de Adrián Balboa, pero todo cambió a los 35’ del complemento. Una sujeción de Gabriel Rojas sobre Ignacio Russo fue revisada por el VAR y terminó en penal para Tigre, convertido por Braian “Chaco” Martínez. En medio de las protestas y la tensión en las tribunas, Racing perdió el eje y, sobre el final, Ignacio Russo selló el 2-1 definitivo con un cabezazo.
El especialista arbitral Miguel Scime defendió la sanción, al señalar que “el contacto impidió disputar el balón en igualdad” y que la aplicación de la norma fue correcta. No obstante, criticó la reacción de Costas: “Un entrenador puede disentir, pero su obligación es transmitir estabilidad. Su protesta solo generó nerviosismo e inestabilidad en el equipo”.
Con esta caída, Racing suma apenas cuatro puntos en el torneo y sigue sin ganar de local en el semestre. El ciclo de Costas vuelve a quedar en la mira, tras reiterados cruces con el arbitraje y sanciones disciplinarias. Tigre, en contraste, escaló al sexto lugar de la Zona A con siete unidades y llega entonado para recibir a Independiente Rivadavia.
La Academia tendrá una semana decisiva: el martes jugará la revancha de octavos de Copa Libertadores ante Peñarol, tras perder 1-0 en la ida en Montevideo, y luego visitará a Argentinos Juniors por la sexta fecha del Clausura.