Martín Guzmán defendió el acuerdo con el FMI en el Senado y justificó la necesidad de «instrumentos» para evitar un shock sobre los precios de los alimentos.

Acompañado del gabinete económico, el ministro de Economía llegó a las 15 horas al salón de las Provincias donde respondió preguntas por más de cinco horas, ante la comisión de Presupuesto y Hacienda, mientras la titular de la Cámara alta, Cristina Kirchner, se mantuvo alejada del debate, por reuniones de agenda con Axel Kicillof y Eduardo Wado de Pedro.

Guzmán sostuvo que los cambios efectuados en Diputados fueron un «paso adelante», pese a la eliminación del artículo referido al programa económico negociado por el ministro -lo que permitió obtener los votos de la oposición- y al voto negativo de Máximo Kirchner, postura que fue muy criticada en las últimas horas por economistas del kirchnerismo duro.

«Fue de mucho valor y fructífero el debate en Diputados, se pudo aclarar ciertas cuestiones sobre qué quiere decir que haya un programa. Lo que se está votando es el conjunto de compromisos de política económica que se plasman en el acuerdo, la reducción del déficit fiscal de una forma que no desestabilice la recuperacion», dijo el ministro.

La pregunta sobre el articulado derivó del senador jujeño del Frente de Todos, Guillermo Snopek, un peronista no cristinista que rompió la tregua que se vivía hasta ese momento y sumó otros dardos al preguntar «¿cuántos argentinos duermen en la calle?”, a lo que Guzmán dijo que la indigencia es del 10,5% en el país y que en la Ciudad hay 2.573 personas en la calle.

En su intervención, alcaró que el principal objetivo del acuerdo es aumentar las reservas del Banco Central para evitar un «shock desestabilizante» y estimó que, de aprobarse la iniciativa en el Senado, «el directorio (del FMI) consideraría rápidamente su aprobación y ocurrirá el primer desembolso», de US$ 9.800 millones.

Uno de los puntos más contraverciales del debate fue cuando le preguntaron si va a haber un aumento de las retenciones tras el cierre a las exportaciones de harina y aceite de soja definido el domingo, una medida que fue rechazada por las entidades rurales y disparó la convocatoria a asambleas en el campo para definir los próximos pasos.

Guzmán vinculó las medidas con la invasión rusa en Ucrania al sostener que «la guerra se manifiesta en los precios de los alimentos» en las últimas tres semanas y que «no hacer nada implica un shock profundamente regresivo». No obstante, precisó, “no hay ningún compromiso asumido en el programa sobre impuestos o retenciones».

En relación con eso, aseguró que «no se está contemplando un aumento de los derechos de exportación del poroto de soja, maíz y trigo», sin aclarar qué ocurrirá con los subproductos de la soja. «Las decisiones sobre derechos de exportación tienen que ver con la situación bélica, se buscan instrumentos para evitar un efecto desestabilizante sobre la canasta alimentaria», agregó.

La suba de precios generó otro cruce cuando el senador de la UCR Martín Lousteau discrepó con el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, y sostuvo que el promedio de remuneraciones del sistema previsional creció por debajo de la inflación, provocando «un ajuste».

El cierre de la comisión estuvo a cargo del jefe del bloque oficialista, José Mayans, quien pidió «celeridad» para que se trate el jueves en el recinto, tras revelar que en conversación con Cristina Kirchner acordaron un tratamiento «en forma inmediata» del proyecto del Ejecutivo, previo a los vencimientos de US$ 2.800 millones que hay que afrontar el lunes y martes.