Molino Cañuelas, una de las principales empresas alimenticias del país dueña de marcas como 9 de Oro, Pureza y Mamá Cocina, comunicó que debido a las acciones judiciales promovidas por entidades financieras acreedoras se vio forzada a solicitar la apertura de su concurso preventivo de acreedores. El pedido fue hecho conjuntamente con la firma Compañía Argentina de Granos (CAGSA).
Según explicó la empresa, con esta medida “busca proteger sus activos, los puestos de trabajo directos e indirectos de la Empresa y los intereses de los propios acreedores, manteniendo su estructura productiva y asegurando su continuidad operativa en todas sus plantas y establecimientos industriales y comerciales”.
Sólo cuatro años atrás la empresa intentó sin éxito emitir acciones en Wall Street y en la Bolsa local. La volatilidad del mercado de ese momento y la falta de interés entre inversores ante los números de la empresa hicieron que la firma desistiera de su intención, en días en los que los meses de mejor actividad económica local durante el gobierno de Mauricio Macri impulsaba planes similares en varias grandes empresas argentinas. Las cifras de endeudamiento de la empresa, incluidas en los datos publicados durante el intento de salida al mercado, hizo que la operación fracasara.
Pero además la crisis de balanza de pagos de 2018 y el derrumbe del mercado tras las primarias de 2019 sumaron a los problemas propios de la empresa un contexto desfavorable, según afirmó la propia compañía.
“Esto, sumado a las sucesivas crisis económicas vividas por nuestro país, donde solo durante el 2018 el peso se desplomó más del 50% contra el dólar, obligaron a la Empresa a postergar el pago de ciertos compromisos e iniciar un proceso privado de re-perfilamiento del total de su deuda financiera”, explicó la firma en un comunicado.
“Con ese objeto se conformó un Comité de Acreedores integrado por los principales acreedores financieros de ambas compañías, con el que en marzo de 2019 había alcanzado un principio de acuerdo. Sin embargo, la nueva turbulencia financiera registrada en el país en el mes de agosto de ese año, y la abrupta devaluación de la moneda local, sumado a la crisis mundial por el COVID en 2020 y las dificultades propias que esto generó en la Argentina provocaron un nuevo e inevitable cambio de escenario para todos los participantes de la restructuración, e incluso hizo que algunos bancos decidieran suspender su participación en dicho Comité, alejando la posibilidad de obtener un acuerdo definitivo”, sostuvo Molino Cañuelas.
La empresa buscó un acuerdo consensuado con sus acreedores durante los últimos dos años, pero medidas judiciales de algunos de sus acreedores impidieron ordenar sus finanzas.
“Con el fin de asegurar la continuidad de sus actividades productivas propias de una industria esencial, proteger a sus más de 3.000 trabajadores, sus activos y los intereses de los propios acreedores, Molino Cañuelas, en conjunto con CAGSA, debió presentarse en concurso preventivo de acreedores”, agregó el comunicado oficial.
Molino Cañuelas no es una empresa tan conocida por su razón social entre los consumidores. Pero si es dueña de marcas de mucha presencia en las góndolas de supermercados y autoservicios. Cañuelas, Pureza, 9 de Oro, Paseo, Cukis, Mamá Cocina, Horno Casero, Pizza Pietro y Dulce mamá son algunas de las marcas de su cartera.
En la actualidad opera 18 plantas industriales, 15 de ellas en el país en 6 provincias distintas. El resto están en Brasil y en Uruguay. También tiene un puerto propio sobre el río Paraná. Es el principal productor de harina de la Argentina y otros bienes de primera necesidad y líder en exportación de harina de Latinoamérica, comercializando sus productos a más de 60 países en todo el mundo.
Según aclaró el comunicado oficial, la decisión de buscar protección judicial no implica un freno para la producción de sus plantas. Tampoco altera el plan de lanzamientos de nuevos productos.
Dura pulseada
Desde hace dos años Molino Cañuelas renegocia una deuda impaga por aproximadamente USD 1.400 millones. Entre los principales acreedores de la empresa figuran algunos de los bancos locales más grandes.
Los casi 40 prestamistas con los que está sentada a la mesa, entre los que se cuentas por ejemplo el Banco Nación como uno de los más expuestos, no lograron acordar con la empresa una reestructuración consensuada.
Según fuentes del mercado, de ese universo cinco entidades presentaron acciones judiciales, disconformes con los términos de la negociación. Banco Galicia, HSBC e Itaú serían algunos de ellos.
El Nación tiene acreencias por más de USD 50 millones, el HSBC por en torno a USD 45 millones, el Banco Galicia por cerca de USD 38 millones, Santander Río por USD 36 millones, el Banco Provincia por USD 34 millones y BBVA Argentina por otros USD 25 millones, estimaron las mismas fuentes.