Desde el equipo de info DATA35 nos agraciamos de cubrir el festival de rock mas importante del país desde dentro. Hoy les traemos la experiencia en primera persona de un seguidor que nos trajo la alucinante historia:
Nunca imaginé que mi primer Cosquín Rock sería tan electrizante. Desde el momento en que llegué al Aeródromo de Santa María de Punilla, en Córdoba, me di cuenta de que este festival no era solo un evento musical, sino una celebración de la cultura, de la juventud y de la historia del rock argentino. Aunque la lluvia amenazaba con arruinar la fiesta, el espíritu de la gente fue más fuerte. Las botas largas, los pilotos de colores y la actitud inquebrantable de los miles de asistentes mostraban que, como dicen los fanáticos del festival, “No hay Cosquín si no llueve”.
El calor y la humedad no se hicieron esperar, pero el entusiasmo de la gente, que no dejaba de cantar y bailar, hizo que todo fuera mucho más llevadero. A las 14:30, las primeras bandas comenzaron a tocar, y aunque el aire estaba pesado, la energía era indescriptible. Fue entonces cuando me di cuenta de que Cosquín Rock no solo es un festival de música, sino un espacio donde se mezclan generaciones, pensamientos y, claro, mucha protesta.
Lo que más me impactó fue cómo los músicos no solo se dedicaron a tocar, sino que también se hicieron eco de los momentos políticos del país. Dillom, uno de los artistas más esperados del día, no dudó en alzar la voz en defensa de Lali Espósito, María Becerra y Milo J, atacados por el presidente Javier Milei. “Si tocan a uno saltamos todos”, dijo Dillom antes de interpretar Mi peor enemigo. Fue un claro mensaje de apoyo a los artistas y una respuesta al contexto social y político que atravesaba el festival.
Mientras caminaba por el predio, pude ver cómo No Te Va Gustar, uno de los shows más concurridos, dedicaba su presentación a la censura en la cultura y hacía un claro pronunciamiento en defensa de la libertad de expresión. Incluso Wos, durante su performance, no dejó pasar la oportunidad de lanzar una crítica al poder con una frase de su freestyle: «Solo quieren el poder, pero hacen boludeces y lo van a perder».
En medio de esa marea de música y política, la convivencia entre generaciones fue otro de los puntos más destacados. Familias enteras, padres con hijos, se acercaban para disfrutar de las presentaciones de grandes bandas del rock nacional como Divididos, Babasónicos y Los Auténticos Decadentes. Algunos, como una madre que acompañaba a su hija por primera vez, resaltaban la importancia de que el Cosquín mantenga su esencia rockera, aunque también reconocían que el festival ha sabido adaptarse a los nuevos sonidos. Incluso momentos como el de Colombiana, de Airbag, que vio cómo cientos de fanáticas se quitaban las remeras como parte de un ritual propio de los conciertos, me hicieron comprender cómo Cosquín Rock puede mezclar diferentes estilos y público.
La jornada también estuvo marcada por homenajes, como el que rindió Hilda Lizarazu a Charly García, con una emotiva interpretación de sus canciones. Además, las colaboraciones entre artistas fueron sorprendentes. Dillom, por ejemplo, hizo un recorrido por todo el escenario con invitados como Wos y Santiago Motorizado, mientras que Wos participó en el show de Conociendo Rusia, creando un espacio único de fusión musical. El festival estuvo lleno de momentos inesperados, como la aparición de la sandía en el show de Divididos, una tradición que no podía faltar.
En el cierre de la jornada, el ambiente no podía estar más cargado de energía. La gente seguía saltando, bailando y cantando, mientras la noche caía sobre el festival. Algunos se quedaron hasta tarde, disfrutando de los shows de Ratones Paranoicos, Las Pastillas del Abuelo y Los Guasones, mientras que otros, como los seguidores de Turf, se dejaron llevar por el carisma único de Joaquín Levinton.
El Cosquín Rock es uno de los festivales más importantes de Argentina y, este año, celebró su 25º aniversario con una convocatoria impresionante. Con más de 120 mil personas en su primer día, el evento ofrece una mezcla de géneros musicales que va desde el rock más clásico hasta las últimas tendencias del pop y el trap. El festival se realiza en el Aeródromo de Santa María de Punilla, un enorme predio de 14 hectáreas, con más de 50 shows distribuidos en seis escenarios y una amplia oferta de stands. Además, la participación de artistas nacionales consagrados y nuevas promesas hace que cada edición sea única.
Este festival no es solo un evento de música, sino también un espacio para la reflexión política y social, donde los músicos aprovechan la oportunidad para manifestarse sobre los temas del momento. Así, mientras el público disfruta de sus bandas favoritas, también se hace eco de los problemas que atraviesa la sociedad argentina. La mezcla de generaciones y estilos musicales es lo que hace al Cosquín Rock un evento tan especial, una celebración de la música, la cultura y la unidad.
Este año, el Cosquín Rock promete ser aún más épico. Se esperan presentaciones de artistas consagrados como Los Cafres, Nicki Nicole y Luck Ra, así como muchas sorpresas y colaboraciones que han hecho del festival un espacio para la innovación musical. Además, se anticipa que el festival seguirá siendo un punto de encuentro donde la protesta y la reflexión política seguirán siendo una parte importante de su esencia. Sin duda, Cosquín Rock es una experiencia única, que trasciende lo musical y se convierte en un símbolo de la cultura argentina.