Fue hace nueve meses cuando Lorena Sosa, vecina del municipio de Tigre de 44 años, decidió empezar con la compleja tarea de rescatar caballos que se encuentren lastimados, maltratados, enfermos y abandonados. Su misión está lejos de ser sencilla y accesible. Sin embargo, hoy lucha junto a su familia por abrir el primer refugio de caballos en el distrito.
“Un día me contactan unas personas de Benavídez diciendo que había cuatro caballos que estaban muy mal, que estaban en un terreno con el agua hasta la rodilla y llenos de barro”, cuenta Lorena Sosa, que si bien su labor como rescatista inició hace relativamente poco, su amor por estos animales existió desde siempre.
Esa fue la primera vez que Sosa decidió no darle más vueltas al asunto y llevar directamente los cuatro caballos a su casa, lugar en donde actualmente tiene 15 equinos en rehabilitación.
“Llegan cargados y cansados, los dejan al sol, no los alimentan, los dejan atados al carro. Ni siquiera cuidan su herramienta de trabajo”, dice Lorena Sosa, a quien igualmente le parece importante reconocer que conoció casos en los que los dueños tenían al animal en buenas condiciones.
“Quiero que se llame Refugio Caballos Rescatados en Tigre”, afirma Sosa, pensando en ese sueño que espera se haga realidad. Ella, su pareja y sus tres hijos buscan crear el primer refugio para caballos del distrito, para finalmente disponer de un lugar seguro donde llevarlos y rehabilitarlos. “No hay ninguna organización actualmente. Hay un montón de gente que rescata y después busca un lugar donde mandarlos”, explica.
El intendente Julio Zamora y Gisela Zamora ya se comprometieron a iniciar las acciones correspondientes para agilizar el proceso. ¿El siguiente paso fundamental? Encontrar un campo o predio, ya que actualmente se las ingenian con espacios prestados por vecinos que ofrecen su ayuda constantemente.
Y así es como su trabajo subsiste: con vecinas y vecinos que ayudan y colaboran constantemente donando alimento, como bolsas de avena, con veterinarios que ofrecen sus servicios sin cobrar y con la atención de la gente que mira y denuncia.