Se desató la polémica en Campana. Una maestra de tercer grado vende contenido de alto voltaje sexual y se postuló para Gran Hermano. ¿Choca esta actividad privada con la educación de los niños? ¿Las normas educativas la amparan o condenan?
Miguelina Fredes Sarasola (foto de su IG) es docente de la Escuela Normal 30. En marzo de este año, fue presentada en el grado como la maestra titular. Después de haber completado tres horas, dijo sentirse mal. A partir de entonces empezó a faltar seguido.
Fredes volvió a dar clases. Sus colegas la repudiaron y consiguieron que renunciara la secretaria del colegio. Unas semanas después, la docente pidió licencia por un trastorno límite de la personalidad.
En ese estado, subió un video a su cuenta de YouTube, donde cuenta de sus dos hijos y su pasión por el teatro, aunque no comenta que padece “inestabilidad emocional, gran ansiedad general y episodios depresivos” y está en tratamiento desde 2017.
Miguelina comentó también que su gran sueño era entrar al reality de Telefe y explicó que no renunciará a su cargo, sino que cambiará de funciones. “Los niños son un amor, el tema son los padres. Con las mujeres había mucho problema. Me preguntaban por qué usaba las uñas, me cuestionaban si iba arreglada. El doble turno me hace mal. Si no hace la tarea es culpa del docente, si se golpea es culpa del docente… Dejó de hacerme feliz tanta presión”, expresó.
Agregó: “No voy a volver a trabajar con chicos, pero sí dar clases en adultos. Estoy de licencia, puedo hacer lo que quiera. Si me saco fotos sexies como dicen y las subo a redes sociales, si las vendo o no las vendo, es tema mío”.
En uno de sus videos, la educadora saluda a quienes la ven como “gente linda y gente chot…” Los padres de los niños del colegio apuran la situación para que sea expulsada.
