Con gol de Messi y dos de Álvarez, la Scaloneta pasó a la instancia más importante del Mundial de Catar. Fue lapidario 3 a 0. Nunca Argentina perdió una semi del Mundo.
Era el momento y el equipo celeste y blanco definió con holgura su pase al partido más trascendente de sus últimos ocho años. Es que, desde el 2014 en Brasil, Argentina no jugaba la final del Campeonato Mundial.
Esta vez, la eficacia sorprendió: en el primer tiempo, el elenco de Scaloni pateó tres veces al arco e hizo dos goles. Fernández exigió al arquero croata, para, minutos después, darle un pase quirúrgico a Álvarez que, encendido, encaró para el gol y lo derribó el mismo guardametas. El penal fue ejecutado con maestría por Messi.
El propio Lionel habilitó perfectamente a Álvarez, unos minutos después. Y la dupla funcionó a pleno: el ex River encaró y, al ver que sus compañeros, se llevaban las marcas, atropelló y marcó el segundo.
Estos mismos serán los protagonistas del tercer tanto: enorme jugada del rosarino sobre la raya, de contragolpe, a pura cintura, hasta poner un centro atrás para que, otra vez, defina el nueve del Manchester City. Demasiado para un elenco europeo muy prolijo, pero poco eficaz en ofensiva, muy ordenado pero sin argumentos cuando aparecieron las fisuras.
Nuevamente, Argentina llega a una final: es la cuarta. Tiene dos perdidas: frente a Uruguay (1930) y Alemania (2014); y dos ganadas: Holanda (1978) y Alemania (1986). El domingo 18, en el mediodía sudamericano, algo va a pasar.