La máxima categoría de la Asociación del Fútbol Argentino cada día está peor. No solo por la situación que viven diferentes clubes, que no pueden comprar jugadores desde el exterior porque no pueden girar dinero dada las restricciones oficiales, o que tienen deudas millonarias o situaciones irregulares electorales (ambas, por caso, en Independiente, institución saqueada desde hace dos décadas), sino también por el escaso nivel de juego que se trasunta en la falta de gol.
En las ocho fechas disputadas hasta hoy hubo 12 partidos sin tantos, con lo cual, si cada fecha consta de 14 cotejos, estamos hablando de que casi una fecha entera fue puro cero a cero. En este breve transcurso, solo un jugador logró 6 goles (Bareiro, de San Lorenzo) y 3 de ellos, de penal. Sin apelar al tiro de los 12 metros, que supone una chance grande de anotar, le sigue Enrique, de Banfield, con 5.
Solo un elenco, Unión, llegó a 14 goles, pero le metieron 13. Boca es su seguidor con 13 a favor, pero también tiene 13 en contra. Recién los que tienen 12 goles, Argentinos y Racing, presentan una diferencia a favor de 4 y 6, respectivamente. La del equipo de Avellaneda es la mayor diferencia de goles a favor. Todo habla de una “sábana corta”: si atacás, te descuidás atrás y, peor aún, lo que hemos visto en muchos partidos: si no marcás, te “vacunan”.
Esto último es muy evidente en equipos como Tigre, ubicado tercero en remates al arco, con 109 intentos de los cuales 41 fueron tiros efectivos, ¡pero anotó solo 11 goles, le hicieron 13 y está decimoctavo en la tabla! El cuarto es Central Córdoba, que pateó 90 veces al arco, transformó en gol solo 9 y se encuentra vigésimo en la tabla de posiciones.
Sin dudas, un delantero eficaz es el gran problema de nuestro fútbol. Y obviamente, lo más caro que se puede comprar. No es mala la idea de repartir goles entre varios para dificultad al rival la marca, pero las estadísticas muestran que esto tampoco sucede. También es evidente la preocupación de os técnicos por defenderse para no perder y la falta de gambeta que perforen esas defensas populosas, o de jugadores que filtren pases para piques inesperados.
Un ejemplo de goleador que, de haberse dado este año, sería noticia en todos los medios: Pablo Magnin (foto) y su performance en el ascenso de Tigre el año pasado.
Sin contar la final contra Barracas, Tigre enfrentó a 16 equipos. El delantero les hizo goles a todos, menos a Alvarado y Estudiantes (Bs. As.). A Belgrano, Riestra, Gimnasia de Mendoza, Estudiantes de Río Cuarto, Temperley, Maipú, Quilmes, Atlanta y Chacarita les marcó en la primera rueda. Recién en la décima fecha, luego de haber quedado libre Tigre, Magnin no anotó un gol. En definitiva terminó con 22 anotaciones, 6 de penal.
Ya en Primera División, con Colidio y Retegui en el plantel, no logró continuidad. En la tercera fecha señaló, como visitante, en la victoria ante Barracas en Huracán y, luego, le metió dos en el clásico ante Platense, choque que volverá a disputarse en Victoria el domingo venidero a las 13.00. Ese 18 de marzo anotó su último gol de jugada, pues luego marcó de penal ante Central y Huracán. Desde este último 15 de abril no volvió a hacer goles. Tigre lo necesita, y mucho. ¿Volverá a ser el imparable romperredes del 2021?
