Un informe de la asociación que nuclea a los que venden productos de camping informó que un gran porcentaje del país lo practica, pero el Gobierno Nacional no les permite tener productos que solo se importan.

AICACYP, la Cámara de la Industria del Aire Libre, encargó a la consultora Julio Aurelio

(Aresco), un relevamiento de actividades que le compete. La primera parte incluye interesantes datos sobre campamentismo.

El 40 % de los cuatro mil encuestado manifestó practicarlo desde hace más de 10 años. En el AMBA, el 56 % empezó a acampar en los últimos cinco años, quizá como consecuencia de la dura cuarentena, que hizo ver la ventaja de vacaciones en carpa, con buen sol.

La mayor parte de los nuevos adeptos son los menores de 30 años. Las salidas resultan bastante habituales, porque el 44 % de los acampantes, por economía y sencillez, lo practica entre dos y cinco veces por año.

Las provincias de Buenos Aires y Córdoba son destinos preferentes para acampar. Es lógico: las urbes más grandes se encuentran en AMBA, Rosario y la capital cordobesa, y los destinos más buscados (costas de río, mar y cerros) abundan en ambos estados.

La incidencia del camping en la industria del aire libre se notó claramente en la Expo Aicacyp 2022: el 63 % de los visitantes que asistieron a la muestra indicaron comercializar productos relacionados al camping. Según el informe, el 51,3 % de los encuestados adquirió estos productos en el último año. Un porcentaje equivalente a más de dos millones de personas que en un 63 % de los casos adquirieron esos productos en comercios de proximidad. La mayoría también consideró que los artículos eran caros o muy caros. Pero hay una explicación tomando en cuenta la enorme brecha entre el dólar oficial y el dólar blue.

Los comercios están quedándose sin muchos productos, porque solo se pueden importar o las fábricas en Argentina deben comprar en el exterior la materia prima o repuestos para las máquinas. El Gobierno Nacional no les autoriza a importadores y fabricantes las SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) para que compren dólares para girar al exterior, y decenas de posiciones arancelarias, que antes eran automáticas, pasaron a ser no automáticas y, por tanto, tampoco las autoriza. Esto sin contar que ya no se pueden anticipar los pagos, con lo que los exportadores deben confiar en que los compradores argentinos les van a pagar cuando reciban la mercadería.

El Estado, además, prefiere el camino fácil de la prohibición general en lugar de analizar cada caso y, especialmente, permitir la importación cuando el producto no se fabrica en el país. Es decir se trata de una clara medida indiscriminada, que tiene al borde del nocaut a mayoristas y minoristas de camping en el país, que no pueden aprovechar la gran cantidad de gente que lo practica.

AICACYP solicitó dos veces entrevistarse con el Secretario de Comercio de la Nación, Matías Tombolini. El director de la entidad, contador Guillermo Muttoni, nos informó que jamás obtuvieron una respuesta.