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EL GRAN ACTOR CÓMICO CARLITOS BALÁ FALLECIÓ A LOS 97 AÑOS

 

Querido por chicos y grandes de varias generaciones, su humor sano, que incluía frases inolvidables, marcó un hito en el mundo del espectáculo argentino.

Carlos Salim Balaá vivía en Chacarita y con sus muecas y gracias a cuesta decidió empezar a contar chistes en la línea 39 de colectivos. El público se asombraba, se reía y aplaudía. Eso lo animó a ir por más. Entonces llegó a la radio. De ahí, al cine, la televisión, el circo, el teatro. Pasó durante 70 años por todos los medios imaginables, porque llegó a tener hasta su propia revista de historietas.

Ayer, en un sanatorio porteño nos dejó para siempre. Las redes estallaron con recuerdos que se transformaron en lágrimas. Desde fotos en blanco y negro en Mar del Plata, cuando la cámara era una rareza, hasta tomas digitales de hace unos meses, porque Carlitos no se negaba al amor de su gente. Los propios productores confesaban que era difícil viajar con él porque se sacaba fotos con todo el mundo.

Balá achicó su apellido y se inició profesionalmente en la radio, en La Revista Dislocada. En televisión se hizo famoso con El flequillo de Balá, Balamicina, El clan Balá y luego sus varios programas del estilo circo. Sus primeras películas, como Cañuto Cañete, fueron un éxito. Ya sin ese personaje les seguirán muchas más en una sucesión de situaciones muy divertidas.

Varias generaciones recordarán sus: “¿Qué gusto tiene la sal?”, “Angueto, quedate quieto”, “Un kilo y dos pancitos” o “Gestito de idea”, entre tantas otras frases, cantitos y palabras deformadas para la risa.

Se fue un grande: a millones les sacó una sonrisa y el chupete. Vivió 97 años muy joviales, dispuesto a divertir, respaldado por una familia muy cariñosa que siempre lo contuvo. Adiós, Carlitos.

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