Sara, de 93 años, fue sorprendida por tres delincuentes en la madrugada del jueves, mientras dormía en su casa en Bernal, provincia de Buenos Aires. La golpearon y maniataron durante más de una hora mientras le exigían dólares.
Ingresaron al domicilio a través de un ventiluz y la torturaron en la fábrica lindera, que pertenece a su familia. La mujer está internada en estado delicado, según confirmó su hijo Alejandro a TN. “Esto no se ve ni en las películas de terror”, dijo. Además, detalló que solo se llevaron “pocos pesos y unas chucherías de oro”.
Todo sucedió en Cerrito y Dardo Rocha, una transitada zona de Bernal, en la que vive Sara desde hace 53 años. Desde la parte trasera de la casa se puede acceder a la fábrica familiar, una Pyme en la que elaboran el tejido para las bolsas de cebolla. “Hicimos todo a pulmón, empezaron mis papás y después me sumé yo”, relató el hijo.
Luego de saltar el portón de la puerta de ingreso al patio delantero, a la casa de la mujer accedieron a través de un ventiluz de tamaño muy reducido. Por eso se considera la posibilidad de que esté involucrado un menor. “El tamaño de la ventana no da para otra cosa. O fue alguien joven o muy flaco”, consideró Alejandro.
Los delincuentes, que según las imágenes registradas por la cámara de seguridad de la fábrica eran tres, no encontraron objetos de mucho valor ni cantidad de dinero en efectivo, y se enfurecieron con la jubilada. “La torturaron sentada en la casa. La ataron con cables, después la llevaron a la cama y la amenazaron con prenderla fuego. Se orinó encima y le siguieron pegando. Fue una odisea del terror”, se lamentó el hijo.
“Habían revuelto todo y no encontraron nada. Ahí la llevaron para el lado de la fábrica”, sostuvo. Según indicó, buscaban una supuesta caja fuerte, con dólares. “La caja fuerte que tenemos es de la fábrica y no tiene plata, sino herramientas, una cámara vieja de mi papá, que era coleccionista. No se llevaron nada porque no había”, remarcó.
“Después, cuando volvieron a la casa la amenazaron hasta con matar al perro y a los dos loros que tiene hace 30 años. Al final, cuando ella les dijo que hicieran lo que quisieran porque no tenía más nada, le dijeron que iban a amputarle tres dedos”, contó el hombre.
Conforme creen, los delincuentes se fueron cuando se acercaba el horario de inicio de actividades en la fábrica. “Mi mamá les dijo que le hicieran lo que quisieran pero que no lastimaran a los chicos que iban a entrar a trabajar”, indicó.
Sara permanece internada y su estado de salud es delicado. “Está con una bigotera de oxígeno, ayer pasó una noche muy mala. Yo no quiero saber más nada, quiero cerrar la fábrica. Esto no vale la vida de mi mamá. Estoy destrozado. Mi vieja es mi compañera, ella hacía todo, pagaba los sueldos, es muy generosa”, sostuvo Alejandro , angustiado. “Tengo ira, rabia, dolor. Quiero que los metan presos, ellos no tienen madres, son hijos de lacras”, dijo.