Se sacaron chispas entre el actual presidente de Brasil y candidato a la reelección, Jair Bolsonaro, y el exmandatario y aspirante del PT, Luiz Inácio Lula Da Silva. El tema corrupción, muy presente en el último debate antes de las elecciones del domingo.
Nada de andarse con chiquitas. Tan grande como Brasil fue la discusión ayer entre Bolsonaro y Lula de cara a la elección presidencial del domingo. El actual mandatario en una ráfaga inicial llamó a Lula «mentiroso», «traidor a la Patria» y «expresidiario».
Afirmó que en su administración no se registraron hechos de corrupción y debió ser llamado al orden varias veces, porque interrumpía la palabra de los demás postulantes a los gritos.
Lula, en cambio, dio por sentado que Bolsonaro quedará fuera de circuito en la noche del domingo y defendió los logros en materia social de sus dos gestiones. A lo que Bolsonaro respondió diciendo que el expresidente puede ser candidato por tener «un amiguito» en el Supremo Tribunal Federal (STF), después de tres condenas judiciales en contra.
Añadio que Lula desvió fondos por medio de los contratistas de la petrolera estatal Petrobras y lo vinculó con supuestas pandillas y con tener hijos que «robaron millones de empresas».
Lula pidió al mandatario que «pare de mentir» y le preguntó por qué decretó «sigilo de cien años» sobre documentos relativos a casos de supuesta corrupción que envolverían a familiares de Bolsonaro.
Según sus palabras, sus gestiones fueron «los momentos de mayores conquistas, de mayor inclusión» para los sectores más postergados, con la suba de un 76 % en los salarios. En el debate, se presentó con la tranquilidad que le da la última encuesta de la firma Datafolha, que dice que está 14 puntos sobre Bolsonaro, es decir, le otorga un triunfo en primera vuelta.