De su visita a un restaurante quedará el recuerdo de su popularidad, pero también su humildad: no eligió salir por la puerta trasera y prefirió el toque mágico de centenares de hinchas.
Todavía quedan los ecos de la visita del máximo ídolo del fútbol argentino al tradicional barrio porteño. Aprovechando que la fecha FIFA ante Panamá y Curazao es muy amistosa, no hubo concentración y se fue a cenar con los permisos concedidos por Lionel Scaloni.
Comió en Don Julio, una famosa parrilla de Palermo. Messi se sentó con los integrantes de su familia que están con él en Buenos Aires: Celia, la madre, María Sol y Matías, dos de sus hermanos. Pero también pasaron a saludar, charlar y sacarse alguna foto: Adrián Suar, el actor y productor, acompañado por Griselda Siciliani, su pareja, y Margarita, su hija. Gustavo Bermúdez, otro actor de buena relación con Suar llegó también a compartir la buena cena.
«Qué linda cena compartimos ayer. Qué hermoso verlos. Nos reímos mucho con tantas anécdotas. Los quiero», escribió Suar en su cuenta de Instagram, donde compartió dos imágenes (foto) de lo que vivió hasta la 1.30.
La nota la pusieron los hinchas: enterados de la visita de honor se movilizaron y al grito de “Muchachos” y “Dale, campeón”, enloquecieron la zona de calles estrechas. Cientos y cientos se abalanzaron por una foto, un video, un mensaje, algo. Si esto no causa asombro, la actitud de Messi sí: el local le ofreció salir por una puerta trasera; Messi se negó a esquivar a sus admiradores.
Una muestra más de que se puede ser la persona más famosa del mundo y no tener humos, o ser el deportista más buscado (intentaron acreditarse tantos periodistas para el partido contra Panamá, que se hubieran tenido que construir 4 estadios de River ¡solo para la prensa mundial!) y no usar alfombra roja.
