Durísima respuesta de Guillermo Lasso, tras la nota que Alberto Fernández le mandó por causa del motivo diplomático de la expulsión del embajador argentino Gabriel Fuks. Trató al presidente argentino de cómplice y a su funcionario de indigno representante del pueblo argentino.
El presidente Alberto Fernández envió, y dio a conocer públicamente, la nota dirigida a Guillermo Lasso, máximo mandatario de Ecuador. Versa sobre el conflicto diplomático entre ambas naciones por la expulsión del embajador argentino. Todo se inició cuando María de los Ángeles Duarte Pesantes, exfuncionaria correísta se encontraba refugiada en la sede diplomática argentina en Ecuador, pero viajó hasta Venezuela a pesar de tener una orden de captura. Frente a ello, el Poder Ejecutivo del país del norte de Sudamérica decidió designar “persona no grata” al embajador argentino en Quito, Gabriel Fuks, y expulsarlo del país.
En su carta, Fernández le dijo a su par que Duarte Pesantes gozaba «de plena libertad» dentro de la embajada y aseguró que Argentina «no tenía el deber de custodia» sobre ella ni ninguna capacidad de acotar sus movimientos.
«La salida de la señora Duarte de la sede de la embajada escapa absolutamente a la voluntad y a la capacidad de decidir de las autoridades diplomáticas», señaló. La decisión de Lasso, para el líder argentino, de expulsar del país al embajador es “desmesurada” y «lastima el buen vínculo que argentinos y ecuatorianos mantendremos a pesar suyo».
Puntualizó: «La gravedad y la injusticia de esa decisión demuestra que es su exceso lo que verdaderamente lastima la relación de nuestros pueblos». Y le dio una solución: el conflicto es «fácil de remediar», pues «solo con que reflexione sobre lo que ha hecho y corrija el error bastará». Como consejo «si es que me lo permite, debería buscar a los responsables de su administración que no tuvieron la debida diligencia para impedir la circulación libre de una persona cuya captura reclamaban. Allí están los responsables. No en Argentina».
Lasso respondió categóricamente y con frases que podría hasta ser llevadas a un tribunal de justicia internacional: acusó a Fernández de saber de antemano la salida de Duarte: “no debió autorizar la concesión del asilo político a una persona sentenciada por la justicia ecuatoriana, pues eso está expresamente prohibido por el artículo III de la Convención de Caracas, aun cuando le hayan querido dar un carácter humanitario”.
Además, lo consideró cómplice: “colaborar en el escape de una persona prófuga de la justicia abona a la impunidad, un mal que afecta a la región, y que merece principal atención y respuesta de nuestros gobiernos. Combatir la corrupción nunca será persecución política
Y como si esto fuera poco vergonzante para su par argentino, sindicó a Fuks como operador político: “La decisión del Estado ecuatoriano fue la correcta y obligada por todas las inconsistencias, falsedades y dudas de su ex embajador, que se mostró en todo instante como un operador político y no un digno representante del pueblo argentino”.