Un estudio avizora un muy pobre 2003, aunque con recuperación en el siguiente año. Alta inflación, bajas reservas y espacio fiscal muy limitado son las causas.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) bajó la previsión de crecimiento para Argentina para 2023 a 0,5 %, debido a una fuerte desaceleración de la actividad y su consecuente contracción económica en el tercer y cuarto trimestre de 2022.
Sin embargo, la misma Organización calculó que la economía cerrará con una expansión de 4,4 % a partir del progreso que se produjo en el primer semestre. La leve mejora de 0,5 % equivale a un cuarto del 2 % que el Gobierno proyectó en el presupuesto 2023 y que valida el FMI.
Si se cumple lo que vaticina la OCDE el alza de medio punto sería un crecimiento estadístico por “efecto arrastre” ya que en la vida cotidiana no habrá mejoras para la población.
“El crecimiento anual del PIB en 2022 alcanzará, no obstante, el 4,4 %, antes de desacelerarse al 0,5 % en 2023 y luego recuperarse al 1,8 % en 2024”, indicó el documento de la OCDE.
Como base señaló que “en un contexto de alta inflación, con restricciones a la importación más estrictas, bajas reservas internacionales y el espacio fiscal severamente limitado, los riesgos siguen siendo elevados y la inversión y el consumo privado se mantendrán moderados en 2023.
La alta inflación pesará sobre el consumo privado y tardará en retroceder. Los estrictos controles de capital y la incertidumbre política están provocando una fuerte caída de la inversión en la segunda mitad de 2022 y su persistencia solo permitirá una modesta recuperación en 2023 y 2024”, añadió.
La OCDE estimó que “el gasto público caerá durante 2022 y 2023, a medida que se retire el apoyo fiscal relacionado con la pandemia y se reduzcan los subsidios a la energía. Aun así, «el cumplimiento de los objetivos del FMI requerirá una mayor restricción del gasto”.