Se llama Rustam Nabiev y hace unos días coronó el monte Manaslu (8163 m), la octava montaña más alta del mundo situada en el Himalaya. Hasta ahí todo más o menos normal.
Lo que convierte a esta historia en un ejemplo de superación es que estamos hablando de una persona que perdió las dos piernas después de que el cuartel en el que trabajaba (era paracaidista) se derrumbó en 2015.
Ese 12 de julio murieron 24 de sus colegas militares, pero a pesar de estar enterrado entre los escombros toda la noche, se salvó. Tras superar dos muertes clínicas Rustam logró salir del hospital y volver a casa con su mujer y su hijo.
Desde ese momento ha llevado una vida dedicada a la práctica del deporte. Ex atleta y levantador de peso, el ruso comenzó a jugar a hockey sobre hielo, donde en 2017 ganó con su equipo la Copa Continental de Europa en luge hockey y la medalla de bronce en el Campeonato de Rusia, así como un oro en los Campeonatos de Europa de Polonia.
De ahí pasó a la escalada, donde no ha parado de sumar éxitos. Tras lograr coronar el año pasado el Elbrús, montaña rusa de 5.642 metros altura, el pasado sábado se convitió en el primer doble amputado de las extremidades inferiores que asciende a la cima de un ochomil.