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«Todas podemos ser Silvia Neuss»

La sensación que dejó el femicidio en la alta sociedad Dos mujeres, Gabriela Rangel y Celina Chatruc, describen un perfil desconocido para la mayoría de la víctima del empresario

 Dos mujeres, Gabriela Rangel y Celina Chatruc, escriben textos en dos  medios gráficos, que desnudan una sensación  que en otro momento -por pudor o por «de eso no de habla»- se hubiera tapado con algo más que una lápida. Y la sensación es que ambas descubren sin explicitarlo que “Todas podemos ser Silvia Neuss”. Una sensación que ese círculo social en otro momento no se hubiera permitido explicitar. Alguna vez, en 1971, María Luisa Bemberg dio un pantallazo de ese mundo de felicidad ficticia en el guión de «Crónica de una señora», que dirigió Raúl de la Torre. Aunque allí fue el suicidio de una amiga lo que sacó del letargo a la protagonista, no un femicidio.  El entierro de los Saravia-Neuss hubieron amigos de los hijos pero notorias ausencias. Esta semana, entre el shock por la violencia del hecho en sí, la mención de la palabra “femicidio” como título de todas -o casi todas – las coberturas que hicieron los medios del caso, erizó la piel de muchos amigos del empresario que por razones varias, circunscriben el hecho a una “cuestión de familia”. Una cuestión cuyo origen, estaría a años luz de las conquistas que las mujeres de a poco logran, incluso en sus empresas. Conquistas que, por cierto, no se trasladan al seno familiar por también razones varias. O decisiones varias. En las últimas 48 horas dos mujeres Gabriela Rangel, directora artística del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), y Celina Chatruc, una editora de arte de La Nación, rompieron el silencio que rodeó el femicidio de Silvia Saravia de Neuss. Como PERFIL informó el martes, en ocasión del entierro en la Recoleta del matrimonio Neuss-Saravia, para algunos empresarios y actores sociales (varones) amigos de Jorge Neuss, el asistir o no asistir al cementerio se trató como cuando una empresa analiza una cuestión de crisis. Es decir, se estudian perfectamente qué palabras decir y cuáles evitar ante la consulta de los medios si se decide dar la cara.

De a poco, surgen indicios de cómo era la relación en el matrimonio de Jorge Neuss y Silvia Saravia. Y si bien hubo un número considerable de personas que acompañaron a los cuatro hijos Neuss-Saravia, la ausencia de rostros conocidos fue igual de notoria. Ni siquiera Patricia Bullrich se presentó teniendo en cuenta la estrecha relación que tuvo con Silvia Saravia de Neuss, tal como escribe en La Nación Celina Chatruc citando una frase de otra eventera y mujer de alta circulación social Mónica Holmberg. «Ella (Silvia Neuss) trabajaba en la Fundación del Hospital de Clínicas, con Patricia Bullrich en la campaña durante las últimas elecciones y en la organización Conciencia», recordó Holmberg. Tampoco fueron otras caras del macrismo aún cuando el empresario fue uno de los muchos que apoyó ostensiblemente ese gobierno. Ni Marcos Peña, amigo de la escuela de Germán Neuss, uno de los hijos del matrimonio. Ahora Gabriela Rangel, por un lado, describe en Clarín a  Silvia Saravia de Neuss como “amante de la literatura de Albert Camus y de la ópera, curiosa, jovial, delicada e inteligente mujer que devino parte de un magro grupo de personas con quienes me siento en casa donde quiera que me encuentre, sin tener que explicar demasiado”. También detalla sutilmente que evitaban temas como el aborto para que la amistad no zozobre. Y en La Nación, Celina Chatruc, recopila testimonios de otras mujeres integrantes del mundo del arte muy establishment, para mostrar muy diferente a la Silvia que denotan las innumerables fotos de ella en otros tipos de espacios mediáticos, es decir, fiestas sociales, reuniones para juntar fondos para un hospital, o para organizaciones que esconden su partidismo conservador detrás de una declamación de amplitud democrática. A horas del femicidio de Neuss, lo primero que se reflotó fueron lo turbio de los negocios del empresario. Después del entierro, circularon entre los periodistas relatos de situaciones de la pareja que denotan un comportamiento entre machistas y maleducado. Escenas que podrían dar idea de una matrimonio desgastado pero tampoco muy distintos de los que se perciben en muchas de las comidas mediáticas -y otras más acotadas- a medida que avanzan los paltos del menú y también el champagne. Por eso, los perfiles de la Silvia Saravia de Neuss escritos y detallados por las mencionadas mujeres, ya dejan fuera de discusión que lo sucedido en el country Martindale fue un femicidio. Ahora, sin decirlo explícitamente, tanto Chatruc como Rangel traslucen que muchas de esas mujeres de ese círculo social hoy sienten que “Todas podemos ser Silvia Saravia de Neuss”.

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