En un micro de larga distancia que viajaba de Paraguay a Buenos Aires secuestraron el macabro hallazgo. La portadora es una venezolana con DNI argentino y domicilio declarado en Hurlingham, que cobra planes sociales y una prestación por desempleo.
Personal de la Aduana detuvo al ómnibus de la Nueva Empresa Godoy en el control del Puente Internacional San Ignacio de Loyola, mientras ingresaba a la Argentina. El escáner de equipaje mostró las siluetas de cuatro cráneos humanos completos, con maxilares y dentaduras incluidas, escondidos entre las ropas.
Según la detenida, las calaveras serían enviadas a Estados Unidos, para estudios científicos, por el valor de que estos cráneos están “completos y tienen antepasados europeos”. Las hipótesis es que pueden ser empleados en rituales religiosos o terminar en colecciones.
Para trasladar restos del esqueleto humano, Cancillería exige certificado de defunción, certificación de que la persona no padecía de enfermedades contagiosas, otorgado por la autoridad sanitaria local, y certificado de la funeraria que confirme que los restos han sido preparados conforme con las regulaciones del transporte internacional y colocados en un contenedor de metal herméticamente sellado, y éste último colocado en otro contenedor adecuado para el transporte. En este caso, no había ningún documento.