Cuarenta años con promedios. Ahora se les suma una caída directa. Varios equipos parecen no recordarlo y empiezan el año “largo” con grandes problemas de puntos.
Es verdad que recién se juega un tercio de La Liga Profesional y se suman los partidos de Copa de Liga del segundo semestre 2023. También es verdad que para descender no se necesitan muchos menos puntos que otros. Con uno alcanza. O con décimas para el promedio.
Durante cuatro décadas se había acabado el descenso directo a la segunda categoría. Se usaban los promedios reunidos en tres años. Muchos pensaron que era un artilugio para “salvar a los grandes”, porque en 1981, por primera vez, un “monstruo” como San Lorenzo había bajado. Sin embargo, Racing, con el sistema viejo, no habría descendido en 1983 ni River hubiera jugado la Promoción 2011 que le costó un año de ascenso.
Algo en lo que no parecen haber reparado algunas instituciones del fútbol argentino es que descenderán dos equipos por promedios pero, ¡si uno de esos dos es el último de la tabla general, bajará el penúltimo! ¡Y si los dos peores promedios coinciden con los dos peores del año, se va a la Primera Nacional el antepenúltimo! Entonces ser 26 y no 28 es un problema.
Colón, hoy, descendería en forma directa, pero están muy cerca equipos de larga historia en Primera, como los dos de La Plata e Independiente (sumido en una grave crisis económica y ya sin DT). El hundimiento más profundo es el de Estudiantes: sexto en la tabla de promedios y 24 en la anual. Tigre, otro caso, décimo y 22, respectivamente. Después no les digan a sus hinchas que es tarde.